Hacia una Iglesia mundial

La Iglesia del Nazareno tuvo dimensiones internacionales desde su nacimiento. Para el tiempo de la asamblea de unión de 1908, los nazarenos estaban sirviendo y dando testimonio no sólo en los Estados Unidos, sino también en México, las islas de Cabo Verde, India, Japón y África del Sur, países a los que ya habían enviado misioneros —como testimonio viviente del impacto del movimiento misionero del siglo XIX en los grupos religiosos que formaron lo que ahora es la Iglesia del Nazareno.

La Asociación de Iglesias Pentecostales de América inició la expansión a nuevas áreas del mundo, comenzando en Asia en 1898. La Misión Pentecostal estaba trabajando en América Central para el año 1900, en el Caribe en 1902 y en América del Sur en 1909. En África, los nazarenos que estaban activos allí en 1907 fueron reconocidos más tarde como misioneros denominacionales.

La expansión subsecuente en la región Australia-Pacífico del Sur empezó en 1945, y en el continente europeo en 1948. En estos casos, la Iglesia del Nazareno entró al identificarse con ministros de esos países que ya predicaban y enseñaban el mensaje wesleyano de santidad: A. A. E. Berg en Australia y Alfredo del Rosso en Italia.

En el desarrollo de un ministerio mundial, la Iglesia del Nazareno ha dependido históricamente de la energía de obreros nacionales de los respectivos países, los cuales han compartido con los misioneros las tareas de predicar y enseñar el mensaje de la gracia. En 1918 un misionero en la India hizo la observación de que sus asociados nacionales incluían tres predicadores, cuatro maestros, tres colportores y cinco colportoras. Para 1936 la proporción de obreros del país en relación a misioneros de la Iglesia del Nazareno alrededor del mundo era mayor que cinco a uno.

Los países a los que la iglesia ha llegado sumaron un total de 155 en 2009. Miles de ministros y obreros laicos han contextualizado a la Iglesia del Nazareno en sus respectivas culturas, contribuyendo así al mosaico de identidades nacionales que forman nuestra comunión internacional.

Registra tus datos para descargar libro