¿Cómo gestionar relaciones familiares dañadas?

por | Jun 7, 2022

Proverbios 1:8-9 NVI “Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar.”. 

Contar con una familia protectora y educadora que funge como modelo a seguir y que brinda las herramientas necesarias para hacerle frente a la vida, es una gran bendición y un privilegio que no todos tienen. Por esa razón, hoy quiero aprovechar esta ocasión y dirigirme a aquellos que fueron lastimados por su familia de origen y crecieron en hogares disfuncionales. ¿Qué hacer y cómo dirigirme a padres y hermanos que causaron heridas profundas en mi vida? ¿Cómo lidiar con personas de mi familia que cada vez que se acercan o me acerco, me lastiman? ¿Cómo puedo relacionarme con una familia que no es un referente para mí? Quiero darte tres pautas. 

  1. Establezca límites saludables: Atreverse a establecer límites se trata de tener el coraje de amarnos a nosotros mismos, incluso cuando corremos el riesgo de decepcionar a los demás. Los límites marcan el espacio en el que se producen las interacciones entre usted y las personas de su mundo. No puede ver ni tocar los límites, pero siempre están ahí. Tenemos un sentido incorporado de nuestros límites físicos, y ese sentido determina todo tipo de comportamientos, desde qué tan cerca nos paramos cuando hablamos hasta si nos abrazamos, cuándo y cómo. También tenemos límites emocionales que determinan cuánto compartimos con los demás sobre nosotros mismos y cuándo. Nuestros límites emocionales dictan el tipo de comportamiento que toleramos, alentamos y rechazamos de los demás. Ser capaz de navegar de manera asertiva el límite entre uno mismo y los demás requiere autoconciencia y coraje. Estos factores protectores son esenciales de establecer en familias altamente disfuncionales. 
  1. Reflexione y reconozca que ni sus padres ni usted son los mismos: Desde el momento en que nacemos hasta que damos nuestro último suspiro, siempre estamos cambiando y aunque es verdad que existe una fuerte conexión entre nuestra plantilla de amor original (el modelo de relación que vimos en nuestros padres) y nuestras relaciones íntimas de hoy, también es cierto que somos cristianos adultos y eso nos convierte en personas diferentes capaces de comprender quiénes son nuestros padres hoy y en qué se diferencian de quienes eran cuando fuimos niños. Es importante que «crezca» la relación con sus padres y que los conozca como las personas que son hoy y desde la persona que hoy es usted. Forjar una relación adulta y madura con sus padres es esencial porque una historia anticuada puede impedirle tomar decisiones saludables en su relación actual con ellos. 
  1. Profundice la compasión: Mantener la compasión por la historia de sus padres tampoco pretende ser un puente o una forma de evitar emociones incómodas como el enojo o la tristeza. Mantener la compasión por ellos es ser consciente de cómo se han transmitido los patrones insanos de generación en generación -desde sus abuelos hasta sus padres- para de esa manera trabajar desde los principios de la palabra de Dios. Debe transformar los patrones para que pueda amar y relacionarse bien en el aquí y el ahora. Y recuerde que este cambio de perspectiva está disponible para usted, aunque su padre o su madre ya no estén vivos. Es importante tener en cuenta que de la calidad de sus relaciones dependerá en gran medida la calidad de su vida. 

Dedico este tema con profundo respeto y admiración por todos aquellos que fueron lastimados en sus familias de origen y que se esfuerzan por no perpetuar relaciones insanas. 

Yanitze Gutiérrez González

Asesora del ministerio de adultos SAM

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